jueves, 17 de abril de 2014

Cinema


 
Ayer leí de nuevo Yo y el Imbécil.  Desenterré del armario la camiseta de los Looney Tunes, pasé por Ovetus a por un huevo de "pegarata", saqué nuestro marcapáginas de Cork y me puse el collar de corazón de madera. Me sigues faltando en esta ecuación, Ludi. 
Lo único que me ha hecho seguir, ha sido cumplir lo que te prometí y  poder aplicar todo bueno que me has dado; poder llevar dentro de unos años a mi ahijado al Parque San Francisco a ver pavos reales o  a montarse en tren en Navidad; a la Losa en monopatín y al salón de té a comer medias lunas - porque el queso es muy sano, el jamón está muy rico, y el pan dulce, me encanta-  Lavarme el pelo y aclararlo con el vaso de "Pocahontas", perfumarnos con el aroma a vainilla de Cinema de YSL ....ver juntas la Princesa Prometida hasta rayar la cinta de VHS.

Me arrepiento de no haberte ido a ver cada día del año, de no haberme quedado a dormir contigo más días (con o sin almohada), de haber discutido por las Matemáticas y por mil y un tonterías. Me hubiera gustado que me vieras en mi graduación, que visitáramos Nueva York (SIEMPRE en Navidad), decirte que eres como el junco, que se rompe pero siempre sigue en pie, que no me diese vergüenza cantar a mi segunda madre,  que conocieras a Mario, que me dijeras que no te gustaba mi piercing en la nariz... sencillamente, que me siguieras viendo crecer (como persona) y que supieras que "Por ti, todo lo que hago, lo hago por tí, porque tú me sacas lo mejor de mí: soy todo lo que soy, porque tú eres todo lo que quiero".

miércoles, 9 de abril de 2014

Paris, Texas

TÍTULO ORIGINAL: Paris, Texas.
AÑO: 1984
DURACIÓN: 148 minutos.
DIRECTOR: Wim Wender
GUIÓN: Sam Shephard (adaptado por L. M. "Kit" Carson)
Paris, Texas es una drama y "road movie" del año 1984, dirigida por Wim Wenders y rodada en inglés en Estados Unidos. Está protagonizada por Harry Dean Stanton, Nastassja Kinski y Dean Stockwell. El título de la película hace referencia a un solar baldío situado en un pueblo llamado Paris pero, no el que conocemos, sino uno perteneciente al estado de Texas y relacionado con los recuerdos de uno de los personajes.
Una road movie consiste como su nombre indica en una película sobre un viaje. Y un viaje puede dar lugar a infinitas películas, ya que las películas hablan sobre la vida. ¿Y qué es la vida si no un viaje? Ahora bien, de esas infinitas películas, "París, Texas" es una entre un millón.
Travis es un hombre sumido en la más amarga de las perdiciones, la de haber jodido el amor de su vida . Ese hombre,  afortunadamente recibirá una segunda oportunidad para poder arreglar lo que más le importa, coger el toro de la vida por los cuernos y dejar por sentado que ahora manda él y que nada en el mundo le va a impedir que cumpla su misión vital. Pero él no podrá estar ahí cuando todo se arregle. La felicidad no es para él, para llegar a su destino tendrá que abandonar lo que ya perdió. Tan sólo le quedará un precioso recuerdo, y la certeza de que lo más grande que jamás podrá tener está a salvo y feliz. Quizás no sea el paraíso, pero estará en paz. Su viaje existencial ha llegado al puerto que tenía que llegar. Y la prueba de ello son unas lágrimas imborrables que han brotado tanto por dolor como por felicidad.

París, Texas: un paraíso lleno de polvo, pero más resplandeciente que ninguno. Una película que no es ni forma ni contenido, sino la emoción misma, una emoción que engulle lágrimas, dolores y tristezas, y que deja un estado de tranquilidad y ese poso que sólo sabe dejar el cine más grande.

 


 

 

martes, 8 de abril de 2014

Cortés en las Costillas

Fotos de comunión por las paredes, olor a humedad en la habitación, el sol entrando por las persianas en un julio que hoy en día parece muy, muy lejano. No nos abrigaba más que el edredón sepia que estaba encima del colchón cubriendo estratégicamente la mitad de nuestras piernas y cintura. El resto de abrigo era tu piel; suave, tersa, casi tan blanca como la mía. Ambos parecíamos los proscritos del Sol. Hijos del eclipse lunar dijiste sonriendo. Puede que aún lo seamos, y que otro siete de julio volvamos a hacerle trampas al sol juntos, mientras acaricio una vez más un XVI-V-XI en una clavícula y simbolismo de la España de Cortés en las costillas. La vida da muchas vueltas y nos engaña en nuestra propia trampa, pero yo no quiero más sangre en nuestro mito de los que aman sin poder amar, ni alegrías tontas, ni que seamos terriblemente crueles ni más Leiva por las mañanas. No hay vis a vis que nos salve, ni cuerpo que lo aguante.