sábado, 24 de agosto de 2019

Euphóricos


“Por qué Euphoria es una de las mejores series del 2019” afirmaba Mireia Mullor hace unas semanas en Fotogramas. Podría decirle a Mireia que todo es gracias a Barbie Ferreira y Hunter Schafer pero estaría dejándome datos de muchísima relevancia. Datos que, viendo esta serie de Sam Levinson para HBO me han permitido corroborar varias ideas:
La primera,  que ya no soy ni adolescente (ni mucho menos)  ni post adolescente; segunda, que aunque no lo parezca, hay un salto comunicativo de envergadura similar al vacío entre mi generación (me niego a considerarme Millenial)  y la Z (2000);  tercero: nuestra sociedad está cargándose el modo de comunicación, sexualización y socialización de estos futuros ciudadanos.


Quizás muchos cataloguen la serie de dramática, alejada de la realidad y excesiva pero, ¿ De verdad nadie ha tenido  una amiga como Kat (Barbie Ferreira), etiquetada en el instituto como “gorda” que utiliza su sexualidad como único medio de socialización con el chico que le gusta? ¿ Nadie ha conocido ( o insultado) a una Cassie ( Sydney Sweeney) sin pararse a pensar que utilizaba su cuerpo como el único medio de comunicación que conocía y a la mañana siguiente eso la hacía odiarse? ¿Nadie conoce a alguna Rue (Zendaya),  harta de vivir desde su nacimiento, desolada y confusa porque no entiende su mundo? 
No se me olvida mencionar a mi reina de corona, la adorable Jules (Hunter Schafer) una carismática joven trans con una necesidad imperiosa de encontrar el amor que no le brindó su madre en casa tan fuerte como errónea. Jules es el claro ejemplo del abandono que sigue mostrando nuestra supuestamente moderna sociedad con quien es, en algún momento de la vida, más diferente. 
Sin duda, Euphoria nos abre la puerta a entender el mundo adolescente actual. Uno lleno de pocas luces y muchas sombras y que, son lugar a duda, debemos tratar de mejorar. No es una serie para alarmarnos si no para que veamos lo necesario que puede ser, en muchos de estos casos ayudar a muchos de estos adolescentes frustrados, deprimidos y medicados por enfermedades relacionadas con la ansiedad lo fácil que puede resultar un salto al color.


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