lunes, 17 de marzo de 2014

Monroe ya no es Marylin

Ayer alcancé un estado de catarsis que no podría conseguir ni el mismísimo Aristóteles, mientras veía desde mi cama de metro diez de ancho una de las historias de amor más reales de la historia del cine europeo, y probablemente del cine mundial. Creía que después de haber visto este año La vida de Adele, tardaría mucho en volver a deleitarme con un drama europeo basado en el verdadero amor que nos reconcome a todos y que ninguno entendemos. Pero no; me costó menos de un mes. Alabama Monroe (título original The Broken Circle Breakdown) es la responsable de todo esto.
 
No se por dónde empezar a describir lo que para mi ha sido una auténtica revelación. No creía que fuese posible que una película pudiera contener todas las cosas que más me gustan en la vida, hasta que descubrí esta obra de arte belga de Felix Van Groeningen. Protagonistas estilo América de los años veinte, country grass que por momentos me recordaba a los Mumford and Sons, una banda sonora excepcional (que ha logrado ser éxito de ventas en todo Bélgica), Barbas y Budweiser entre protagonistas que deseaban vivir el sueño americano, tatuajes con forma de mariposa, candado y corazón, pasión por la vida, por el sexo, por el amor, por la familia...
 
Apoyada en dos actores que hacen una acción interpretativa maravillosa, Veerle Baetens y Johan Heldenbergh, esta cinta belga nominada al Oscar es capaz de lidiar de forma elegante y respetuosa con aspectos tan delicados como la grave enfermedad de una menor y el suicidio. El guión, basado en una obra de teatro, nunca cae en el exceso emocional, y eso a pesar del dramático hecho central que dinamita la película antes de finalizar su primera hora.
 
Pero no os quedéis en esta breve reflexión de esta joven soñadora, vividlo vosotros mismos, experimentadlo en vuestras propias carnes... puedo aseguraros que no da cabida a ningún tipo de arrepentimiento.
 
 
 

 


martes, 11 de marzo de 2014

American Beauty

Me he levantado a las nueve de la mañana apurando hasta el último minuto el sueño que he tenido hoy y del que sólo reuerdo dos palabras: "American Beauty". Me vienen a la mente muchas ideas cada vez que reflexiono cada palabra. Con American pienso en Walt Whitman, en la generación Beat, en los vasos rojos de fiestones americanos, en el Hollywood de los años 20, en el Sueño Americano, en Marylin Monroe y en la Guerra Civil y...en Spacey, en Kevin Spacey. Con Beauty en cambio, me ocurre algo completamente diferente, me suena a rosas, a primavera, a juventud. El problema viene cuando junto ambas. Todo queda corrompido, no hay Sueño Americano ni rosas ni primavera: Hay juventud corrompida, sueños corrompidos y truncados, realidad, antihéroes, errores y... sorprendentemente, entre todo ello HAY GLORIA. No  asocio American Beauty a un sitio, lo asocio a una estación, a una carátula, a un cartel, no varios no, solamente a uno que consigue cautivar (y a veces trastornar los sentidos). "Arrebata inocencia y permite que los sentidos sucumban a un guion delicioso con un reparto y dirección excepcional"
 
 
Título Original: American Beauty.
Título en Español: Belleza Americana.
Dirección: Sam Mendes.
País:
USA.
Año: 2000.
Duración: 122 min.
Intérpretes: Kevin Spacey (Lester Burnham), Annette Bening (Carolyn Burnham), Thora Birch (Jane Burnham), Wes Bentley (Ricky Fitts), Chris Cooper (Coronel Fitts), Mena Suvari (Angela Hayes).
Guión: Alan Ball.
 
 
 
 
La audacia narrativa de American Beauty  consiste en el tratamiento ácido, casi burlón de uno de los mensajes más contundentes de cuantos se han transmitido en mucho tiempo. Así, asistimos a la proyección de una película de dos horas tremendamente entretenida, pero que en cada diálogo (sin excepción, y ahí está el gran mérito), está dando un puñetazo a toda la infraestructura de nuestra sociedad, hasta dejarla en escombros. Dos familias le son suficiente al guionista para crear una pasarela de personajes a cada cuál más ridículo y, a la vez, más real.
 
Sam Mendes, por entonces un experimentado director teatral, debutó aquí con una historia sobre la desintegración del mito americano, sobre la descomposición de un decorado humano en el que Kevin Spacey nos brinda una interpretación realmente soberbia, inspiradísima y contenida, que logra transmitir el patético heroísmo de el amor enfermizo de un hombre por la compañera de "high school" de su propia hija adolescente.
 
Esto y muchos detalles más que deberéis de descubrir vosotros mismo me llevan a decir que American Beauty es un título obligado para cualquier persona que se jacte de "cinéfilo" A algunos quizá les angustie la realidad, a la mayoría les entusiasmará, pero a nadie dejará indiferente ya que deja huella en el espectador. Arrasa sus emociones y en cada escena presenta un mundo por descubrir, analizar y trasladar a la vida real.
Dos palabras; Kevin Spacey, Sam Mendes y un argumento perturbador; piénsalo.


lunes, 10 de marzo de 2014

La Llana el Monte (Piesquín)

Es duro ver que la vida te golpea te golpea hasta límites insospechados. Que las cosas, como bien digo y nunca me equivoco, no salen nunca como planeamos. El tiempo no te deja decir las cosas que te quedan por decir , ni tan siquiera despedirte.
 
Quién iba a sospechar hace dos sábados que, esa tarde, sería la última vez que comeríamos arroz juntos, que sonreiría cada vez que decías "no tengo hambre" mientras devorabas el plato y no dejabas nada en la mesa y que me "reiría por no llorar" de tus despistes por una demencia que en vez de volverte más distante y callado como acostumbra, te hizo volver a ser un niño. Ese niño al que no le gustaba nada ver a su nieta con un pendiente en la nariz ni con maquillaje, porque decía que estos ojos no necesitaban pintura ninguna. Ese niño que discutía con güelita cada tarde mientras juraba haber comprado el pan en el Mercadona de la Losa cuando, en realidad, se le había  olvidado. 
La enfermedad no es siempre mala, la demencia senil, no es siempre lo peor: a mi "güelito Manolo" le devolvió  la inocencia, los recuerdos del pasado que creía perdidos. A mí, me dio el abuelo más cariñoso del mundo;  el que nada más llegar al 3B del Monte Gamonal 14, me invadía de besos que a veces, (tonta de mi) incluso me pesaban y aburrían. Mi  güelito carpintero que me llamaba Piesquín, güelito Manolo. 

Se que esto no es un adiós, sino simplemente, un hasta pronto. Te quiero
 

miércoles, 5 de marzo de 2014

Escotes de vértigo, tupes y espíritu americano de los 70's




Título Original: American Hustle (USA, 2013, 138 mins).

Dirección: David O.Russell.

Intérpretes: Amy Adams, Christian Bale, Bradley Cooper, Jennifer Lawrence, Jeremy Reener.

Guion: David O.Russell y Eric Singer.

Fotografía: Linus Sandgren.
 

Género: Thriller.

 

En su nuevo y más completo intento hasta la fecha de asaltar el jurado de los premios Oscar y habiéndolo hecho ya en los Globos de Oro, David O.Russell nos propone  esta impactante película inspirada en la América de los años 70 con un estilo que no dejará a nadie indiferente y discursos cuyo principal propósito es conceder al espectador 138 minutos de plena satisfacción.

 
O.Russell,  deja en manos de  su cuarteto de   actores fetiche Amy Adams, Christian Bale (ambos  en The Fighter) y Bradley Copper y la última ganadora del Oscar a mejor actriz principal Jennifer Lawrence ( En el Lado Bueno de las Cosas) la difícil tarea de deleitar a un espectador al que cada día cuesta más sorprender y .. ¡Consigue su propósito! El cuarteto Bale-Adams-Lawrence-Cooper  elevan y redimensionan aún más su obra.

Dentro de los intérpretes,  cabe destacar (una vez más) la representación de la joven y brillante Lawrence que en algunos momentos vemos como incluso roba popularidad como actriz secundaria a la magnética Amy con quien forma (además de con Christian Bale), un triángulo amoroso que conforma y da sentido a toda la trama.

El palo fundamental que toca este largometraje, es sin lugar a dudas "el engaño como forma de vida" y también como única vía de escape para la supervivencia personal. Vemos en el film los efectos que produce en cada personaje esta relación tomentosa (nada menos que a cuatro bandas) y  cómo influyen las mentiras en las relaciones de cada uno de ellos.
 Quizás esto, sea lo que convierte a un simple y llano retrato de estafadores americanos al que estamos acostumbrados en esta Gran Estafa Americana dónde, una vez más, "David O.Russell vuelve a deleitarnos con su gusto formal y su estética depurada que por momentos parece de anuncio" (David Broc, Fotogramas, Febrero de 2014).